Segovia. Plazas Sinfónicas

OSCYL CyL

- Plaza de Arzoguejo de Segovia

ORQUESTA SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN
Andrew Gourlay, director


PROGRAMA

GEORGE GERSHWIN
(1898-1937)
Un americano en París

MANUEL DE FALLA
(1876-1946)
La vida breve (Drama lírico en dos actos)
    Interludio y danza

LUDWIG VAN BEETHOVEN
(1770-1827)
Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor, op. 55, “Heroica”
    Allegro con brio
    Marcia funebre (Adagio assai)
    Scherzo (Allegro – Trio – Allegro – Alla breve)
    Finale (Allegro molto – Poco andante – Presto)


 

Tres obras muy conocidas, y también muy variadas, forman parte de este concierto. La primera es Un americano en París, de George Gershwin (1898-1937), una de las composiciones más interpretadas de este autor, caracterizada por sus influencias de la música popular y el jazz. Según el propio Gershwin, intenta “retratar las impresiones de un estadounidense que visita París; mientras pasea por la ciudad, escucha varios ruidos callejeros y absorbe el ambiente francés”. La obra tiene una estructura narrativa (hay una visita a los Campos Elíseos; una riña con un taxista; una escena de amor nocturna; el encuentro con otro estadounidense; y termina con un grandioso blues) y se inspira en la estancia del propio Gershwin en la capital de Francia, en su intento de ser alumno de tres importantísimos músicos: Maurice Ravel, Nadia Boulanger e Ígor Stravinski.

La vida breve es una ópera en dos actos de Manuel de Falla (1876- 1946) que se estrenó en Niza en 1913. Musicalmente puede ubicarse como dentro de la etapa juvenil de este autor, que conserva aún algunas influencias del impresionismo y romanticismo tardío, aunque se vislumbran las características propias que desarrollaría más adelante. El autor busca esencialmente la claridad a través de la economía de medios. De esta obra escucharemos los conocidísimos Interludio y danza, lo que supondrá un famoso y animado final a la primera parte del concierto.

La Sinfonía n.º 3, “Heroica”, de Ludwig van Beethoven (1770-1827), se identifica habitualmente como la puerta de acceso de este autor al Romanticismo. Consta de una extensión enorme para lo que solía darse en la época (aunque hoy, en relación a otras sinfonías posteriores, su tamaño nos parece muy normal), y estructuralmente supone un paso importantísimo en la evolución del modo de organización de materiales conocido comoforma sonata. Dedicada en un principio a Napoleón, esta referencia fue borrada cuando Beethoven se sintió decepcionado por los modos totalitarios de este personaje, que para el compositor había representado justo lo contrario.

La obra posee un brío arrollador, que se combina con momentos de profunda introspección (segundo movimiento) y ligereza (tercero). Muchos de los recursos ya existentes a la hora de elaborar música sinfónica son sometidos a una genial reelaboración y empleados con gran habilidad en esta sinfonía, como por ejemplo el tema con variaciones del último movimiento. En definitiva, se trata de una obra fundamental en la historia de la música, compuesta por un autor que se ha convertido en un icono al trascender los valores de un arte concreto y ser considerado todo un símbolo.